
“Amo la lengua náhuatl por ser parte de nuestra cultura y nuestras raíces”
María Evelia Amador Hernández
Mi nombre es María Evelia Amador Hernández y dediqué 35 años de servicio en el Sistema de Educación Indígena en Jaltocán, Hidalgo.
Aprendí el náhuatl en el rancho de mis papás donde los hijos de los trabajadores me hablaban en náhuatl. Ellos, mis amiguitos, me enseñaron la lengua para poder entendernos.
En 1979, en las comunidades casi no se hablaba el español, por eso, a los 18 años, quise ingresar al Sistema de Educación Indígena y prepararme como maestra.
Gracias a todo lo que aprendí en el rancho pude comunicarme y enseñar a los niños.
Lo que aprendí jugando con mis amiguitos me dio la base de la lengua náhuatl.
Pero hablar con los padres de los alumnos de las comunidades en las que enseñaba y estudiar me ayudaron a mejorar mi nivel, incluso aprendí las variantes de diferentes comunidades.


Hace algunos años la escuela donde trabajaba tuvo la oportunidad de ser el centro piloto de alfabetización de nuevos proyectos, y con el apoyo técnico de la zona fui a participar a Pachuca, donde tuve experiencias exitosas.
¡Amo la lengua náhuatl por ser parte de nuestra cultura y nuestras raíces!
Por eso, en 2014, cuando decidí jubilarme, ese gran cariño que siento por el náhuatl fue una de mis motivaciones para seguir enseñándola y que no se pierda, ya que tristemente veo cómo hay mucha mezcla entre el náhuatl y el español.
Por mi edad la tecnología se me dificulta un poco, pero mi hija al verme cerca de la jubilación insistió en abrirme una cuenta en Facebook, aunque me negué muchas veces por creer que iba a provocarme un vicio, cedí para poder promover la lengua náhuatl a través de este medio y para que no solo se quede en los apuntes que hice durante mi vida.
Además aquí encontré la oportunidad de unirme a un grupo que se llama “HABLEMOS NÁHUATL (Huasteca Hidalguense)”, donde puedo hacer publicaciones para expandir la enseñanza de la lengua.
Con ayuda de mi nietecito de 11 años me animé a hacer algunos videos dando clases.
Nos apoyamos mutuamente, él me graba enseñando y yo lo asesoro en la escuela de Educación Indígena. Con la pandemia, muchos padres de familia se acercaron a mí para que les ayude a sus hijos con la asignatura de la lengua náhuatl.
Solo me queda decirles a todas las personas que hablan náhuatl, que no se avergüencen, es una gran riqueza hablar dos idiomas y esta lengua es ampliamente reconocida como parte de la cultura de nuestro país.



